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Los pecados capitales

Los pecados capitales: ira, envidia, lujuria, gula, avaricia, pereza y soberbia, ¿siguen siendo un tabú? ¿O en la actualidad los vivimos en exceso? ¿Te identificas con alguno?

Los 7 pecados capitales

La lujuria es el pecado que incluye pensamientos o deseos obsesivos o excesivos de naturaleza sexual, su castigo era ser asfixiado en fuego y azufre. La gula es el consumo excesivo de comida y bebida, aunque antiguamente se utilizaba para señalar toda clase de excesos, por lo que su castigo era comer ratas, sapos, lagartijas y serpientes vivas.

La avaricia se denomina a la adquisición de riquezas descomunales, su castigo era ser introducido en aceite hirviendo. A quienes sentían pereza, interpretada como la tristeza de ánimo que nos retira de las obligaciones espirituales o divinas, en “La Divina Comedia” se les llevaba a una fosa con serpientes. La ira lleva al sentimiento descontrolado de odio y enojo, y quienes incurrían en este pecado eran desmembrados.

Las personas que sienten envidia, el sexto pecado capital, desean algo que alguien tiene, por lo que se les castigaba sumergiéndolos en agua helada. Por último, la soberbia, el deseo de ser más importante que los demás –considerado el más grave de los pecados capitales–, quienes la manifestaban eran torturados en un instrumento llamada La rueda, para que las extremidades pudieran ser dobladas y dislocadas.

Instrumentos de tortura

La Edad Media, también denominada Oscurantismo, uno de los periodos que más ha lastimado a la humanidad, se caracterizó por las guerras constantes y las persecuciones religiosas llevadas a cabo por la Inquisición, organismo que surgió en Europa para controlar la fe y el pensamiento de la población.

Sin duda, una de las figuras más importantes de la inquisición española fue Tomás de Torquemada, nombrado inquisidor general de Castilla en 1483 por Isabel la Católica, responsable de la expansión de los Tribunales a otros territorios de la península.

Entre las víctimas y las acciones castigadas estaban: herejes, homosexuales, presos, fugitivos, monjas, vagos, borrachos, mercaderes deshonestos, infieles, regicidas, madres solteras, chismosas, brujos, poseídos, prostitutas, rateros, músicos malos, los inconformes con el orden establecido, libidinosos, fornicarios, blasfemos, malvivientes, lujuriosos, y un largo etcétera.

El jardín de las delicias

Por Iderman Andrade, Maestro en Teología y Mundo Contemporáneo

“El Jardín de las Delicias” es un cuadro pintado por Jheronimus Bosch, más conocido como El Bosco, quien creó una escenografía en tres momentos: el último día de la creación, es decir, el origen, la divinidad, ese primer hombre, esa primera mujer y ese paraíso. En segundo lugar está la locura desatada: la lujuria, donde se descubren todo tipo de placeres carnales, la prueba de que el humano perdió la gracia. Por último, se representa la condena en el infierno, a donde el ser humano ha sido lanzado por sus pecados.

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