Venganza
El fin de la venganza no es subsanar el daño que se vive, sino ver sufrir al otro, por ello fantaseamos creyendo que esto nos hará sentir mejor y que el dolor desaparecerá, pero no siempre es así.
Es importante decir que la venganza es una reparación simbólica, incapaz de recuperar lo irreversible; no obstante, ofrece cierto alivio. Es un acto sostenido por un sentido de justicia: cobrarse ofensa por la ofensa, dolor con dolor. El ofendido espera restaurar la injusticia que se le cometió y sólo así busca la sensación de alivio cuando ve el castigo en el ofensor.
Sin embargo, la venganza se centra en la ira y en el resentimiento, emociones dañinas que no sólo afectan a quien la recibe, sino a quien la siente.
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