Soy invisible – Marisa Escribano
Una de las peores cosas que le puede pasar a cualquier ser humano es no ser visto, pero ¿qué significa no ser visto? Implica ser o sentirse insignificante, no sobresalir, no ser tomado en cuenta, no ser imprescindible, no figurar, no pertenecer. Y, sobre todo, no existir para la otra persona.
Los seres humanos necesitamos convivir y relacionarnos, y aunque a algunos nos gusta ser solitarios, también necesitamos al otro para socializar de vez en cuando.
Está comprobado científicamente que, para un sano desarrollo, se requiere la presencia de un “otro” en nuestras vidas, pues el “otro” siempre es un espejo en el cual nos proyectamos y podemos ver nuestras debilidades y cualidades.
Por ello, la sensación de ser invisible conlleva mucha frustración, vacío y tristeza; sentirse invisible es uno de los peores castigos que el ser humano puede sufrir a nivel emocional, y cuando se trata de adolescentes las consecuencias serán una baja autoestima y un corazón herido de por vida.
En ese sentido, castigar a los hijos dejándoles de hablar o ignorarles es un acto de violencia que, lejos de servir como castigo, daña la relación, la seguridad y el desempeño de ese hijo para desarrollar todo su potencial, en un mundo que requiere mucha seguridad y autoconfianza.
Por otro lado, algunas personas llegan a sentirse no vistos debido a su falta de habilidad social, es decir, a la vergüenza o al temor que experimentan al relacionarse y comunicarse con otras personas, habilidades que vamos desarrollando en la infancia y las perfeccionamos con los años y la comunicación a través de nuestros gestos, actitud y maneras de interactuar.
Programa completo
Comments are closed.